En el año 2019, la Copa del Rey sufrió un giro de 180 grados. El formato previo se encontraba desactualizado y tanto equipos como aficionados veían el torneo copero más como un trámite que como una competición atractiva. Las eliminatorias a doble partido restaban el factor sorpresa y la elección de la sede suponía cada año un interminable debate que no dejaba a nadie satisfecho.
Pero la copa cambió. Con la entrada de la nueva dirección de la Real Federación Española de Fútbol el formato vivió una transformación general que hizo que una competición estancada se convirtiera en un hervidero de sorpresas e ilusión en el que no se hacen distinciones por categorías, presupuestos o calidad. El nuevo formato de la Copa del Rey se presta a que, cada vez más, ‘David’ tenga mayores opciones de ganar a Goliat.
El primer cambio que se llevó a cabo fue el de estipular una sede fija para celebrar la final de cada edición. El estadio de La Cartuja, en Sevilla, fue el recinto elegido para albergar las finales de los cuatro años siguientes a la reforma del torneo. Aunque el cambio principal se centró en las eliminatorias y sus componentes.
Para dar mayores oportunidades a los equipos menos competitivos, la RFEF decidió establecer eliminatorias a partido único hasta cuartos de final, disputándose éstas en el campo del equipo de menor categoría. Este cambio, demandado por muchos durante mucho tiempo, hizo que los grandes se tomaran mucho más en serio la copa y dió la oportunidad a los pequeños de sorprender. ¿Por qué no?
Los pasados días 12 y 13 de noviembre se disputó la primera ronda copera de la presente edición. Por un lado, los 16 equipos de Primera División (a excepción de los cuatros clasificados para la Supercopa de España) y 21 de los conjuntos que componen la Segunda División (a excepción del Racing de Santander que avanza de ronda por proclamarse campeón de Primera RFEF la pasada campaña). Por el otro, los cinco primeros clasificados de los grupos de Primera y Segunda RFEF, los campeones y los siete segundos con mejor coeficiente de los 18 grupos de Tercera RFEF, los cuatro finalistas de la Copa RFEF y 10 ganadores de la previa territorial, disputada por una veintena de equipos de categorías regionales. Fútbol profesional contra fútbol semiprofesional y amateur.
De los 55 equipos que pasaron a la siguiente ronda, el 27% son clubes de Primera División, el 25% de Segunda División, el 23% son de Primera RFEF y el 25% son de Segunda RFEF. A través de estos porcentajes se aprecia como la competición se ha vuelto más equitativa.
Seis de los 37 equipos profesionales que han participado en la primera ronda de la Copa del Rey 2022/23 ya han sido eliminados por clubes de categorías no profesionales, lo que supone un 16% del total.
El Real Unión de Irún (Primera RFEF) logró vencer al Cádiz, el Arenteiro (Segunda RFEF) eliminó al Almería, el Gernika (Segunda RFEF) hizo lo mismo con el Leganés, el Guadalajara (Segunda RFEF) batió a la Ponferradina, el Diocesano (Segunda RFEF) no tuvo piedad de todo un Zaragoza y el Torremolinos (Segunda RFEF) mandó a la lona al Huesca.
Además, equipos como Sporting de Gijón, Albacete, Ibiza, Oviedo, Girona o Getafe tuvieron que ganar sus encuentros en la prórroga. El Málaga y el Burgos tuvieron que hacerlo en la tanda de penaltis.
El nuevo formato copero abre todo un abanico de posibilidades a ese futbol más humilde y subterráneo, a aquellas categorías con menos recursos que todavía presentan más barro que césped, pero que viven este deporte con la misma o mayor intensidad que las grandes estrellas del fútbol mundial.
Por si fuera poco, desde Shoelace nos congratulamos en anunciar que cinco de nuestros futbolistas estarán presentes en la próxima eliminatoria de la Copa del Rey.